El tándem relojero Greubel-Forsey crea su obra definitiva. Greubel Forsey Grande Sonnerie

Tras once años de arte e invención, la firma lanza su reloj más complejo, Grande Sonnerie.

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La creación del primer Greubel Forsey Grande Sonnerie ha sido una tarea titánica: once años de investigación y desarrollo, 935 piezas, dos patentes registradas, una caja de resonancia acústica de sonido extremadamente puro.

Robert Greubel y Stephen Forsey llevan once años reinventando el tourbillon y, aunque tardaron otros siete en desarrollar una nueva complicación, un GMT, que fue seguida de un calendario perpetuo con computadora mecánica que integraba la poco conocida función de ecuación del tiempo (ver glosario) en 2015, en todo este tiempo no pararon de darle vueltas a la más sorprendente de la complicaciones: la sonería. Hoy una espectacular realidad.

Aunque el movimiento es de cuerda mecánica, el mecanismo de sonería cuenta con un sistema de cuerda automática que le garantiza 20 horas de reserva en modo “Grande Sonnerie”. La repetición de minutos y su mecanismo de sonería adicional señalan la hora exacta. Entre las particularidades de este reloj destacan la frecuencia de 21.600 alternancias/hora   y la reserva de marcha cronométrica de 72 horas.

Igualmente, el reloj ha sido dotado de un regulador de sonería silencioso y de un Tourbillon 24 Secondes sin alterar las dimensiones habituales de las cajas realizadas por la firma. De hecho, ha sido toda una hazaña de los diseñadores conseguir alojar las 935 piezas del reloj y su exterior en un espacio de 43,5 mm de diámetro y 16,13 mm de altura.

Posee tres modos de sonería: Grande Sonnerie (anuncia las horas y los cuartos de hora al pasar), Petite Sonnerie (sólo anuncia las horas al pasar) y Silencioso (sin sonido). El tañido, cristalino y de enorme pureza, se amplifica mediante una caja de resonancia acústica de titanio.

Los creadores prevén producir de cinco a ocho ejemplares de este modelo al año.

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